Caminaba el loco a través del desierto. Tenía sed. Había recorrido un largo techo soportando el calor y el polvo del día. En ese momento, vio un pozo junto al camino y quiso beber. Introdujo un balde en el pozo y miró el interior. En tanto, la luna se despertó, se paseó por el cielo y se reflejó en el pozo. Y el loco lloró.
- La luna se desprendió del cielo y ha quedado atrapada. Yo la sacaré de su prisión y volveré a ponerla en el firmamento.
Tomó el cubo para agarrarla. Hizo grandes esfuerzos pero no lograba librarla. Tiró del cubo con todas sus fuerzas y cayó sentado en la arena. Levantó los ojos y vio la luna. Se postró y lloró de alegría.
Dio gracias a Dios y reanudó su camino contento.
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